Onda, Alcora, Manises, Paterna, Agost, Nules… son varios los pueblos valencianos en los que la cerámica, la alfarería o la azulejería es, desde antiguo, el producto local más destacado. Nos encontramos en una tierra rica en materias primas necesarias para esta actividad. Esto, unido a una particular creatividad propia de nuestro pueblo, ha marcado el desarrollo de una de las industrias autóctonas más reconocibles: la cerámica valenciana.

Desde no hace mucho, tenemos un bello ejemplo del buen hacer de los/as ceramistas valencianos/as en nuestros fondos. Se trata de una sopera de mediados del siglo XX, que proviene de la reciente donación de Antonio Baile Rodríguez.

Su original diseño es, sin duda, lo más llamativo de esta pieza, y por ello decidimos colocarla en el comedor recreado en nuestras salas, donde ya ha reclamado la atención de más de un/a visitante que nos ha comentado lo bella que le parecía.

La sopera es un utensilio relativamente reciente en el servicio de mesa de las familias, pues si bien se comenzó a usar a finales del siglo XVII, su uso estaba restringido a las capas más acomodadas de la sociedad. Esto explica que los ejemplares del siglo XVII y XVIII sean de materiales nobles como plata o porcelana de las grandes manufacturas europeas. En tierras valencianas destacan las soperas de la Real Fábrica de Porcelana de Alcora, algunas con curiosas formas de animales, que son muy preciadas por los coleccionistas hoy en día.

Con la revolución industrial y el auge de la burguesía, las soperas vivieron una nueva época de esplendor, y más tarde, con el auge de la clase media a partir de mitad del siglo XX, se popularizó como elemento de distinción en los hogares. Las innovaciones en materiales abarataron los costes de producción, favoreciendo que esta moda se extendiese cada vez más. A ese último momento pertenece nuestro ejemplar, una pieza eminentemente decorativa, ya que estas soperas apenas tenían uso más allá de campear encima de las mesas de comedor o de los aparadores, cumpliendo una labor ‘propagandística’ y testimoniar la bonanza económica de la familia propietaria.

Nuestra sopera se compone por cuatro piezas diferentes: tapa, cucharón, cuerpo y bandeja. Está elaborada con loza esmaltada en blanco y presenta una decoración vegetal en tono rojizo, con una esmerada decoración moldeada en los bordes, las asas y el pie, que complementan al original diseño de la tapa, de tendencia cónica. En la base de la fuente encontramos el sello de su autor: “Hernández Ceramistas de Manises. Made in Spain”.

Autor: José Aniorte, gestor cultural del Museo Escolar.